La influencia del clima en la salud mental: ¿Afecta a nuestro estado de ánimo?

A menudo escuchamos el refrán «al mal tiempo, buena cara», pero en realidad, los estudios científicos han demostrado que las condiciones climáticas adversas pueden afectar nuestro estado de ánimo, lo cual tiene un impacto directo en las personas con predisposición o problemas de salud mental diagnosticados. En este artículo, exploraremos la relación real entre el clima y la salud mental.
La influencia del clima en la salud mental
Es una creencia arraigada en nuestra sociedad: cuando llueve, hace viento o hace frío, nos sentimos de mal humor, tristes o perdemos la motivación para hacer cosas. Salimos menos de casa, evitamos los planes al aire libre e incluso preferimos pasar más tiempo solos.
Los profesionales de la psicología están de acuerdo con esta creencia, aunque con ciertas reservas: la influencia del clima en la salud mental no afecta a todas las personas por igual. ¿En qué factores depende?
- El carácter individual. Las personas más optimistas son menos afectadas que las personas más pesimistas.
- Las percepciones personales. Cada individuo digiere las condiciones meteorológicas de manera diferente. Por ejemplo, a algunas personas no les gusta el viento, mientras que a otras les puede resultar agradable.
- El clima local. Dependiendo de la zona en la que vivas, es más probable que estés acostumbrado a la lluvia y al viento que alguien que provenga de áreas con climas más cálidos.
- Agravamiento de dolencias. El mal tiempo puede afectar a ciertas personas con enfermedades como la artritis. Los cambios en el clima, la humedad y el frío pueden aumentar el dolor, lo cual influye en su estado de ánimo.
El trastorno afectivo estacional
El clima también puede ser responsable de una enfermedad de salud mental conocida como «trastorno afectivo estacional». Este tipo de depresión se manifiesta principalmente en invierno. A medida que las horas de luz solar disminuyen, aumenta la producción de melatonina, la hormona responsable del sueño. Esto puede provocar somnolencia y una disminución en la actividad. Este trastorno se observa especialmente en mujeres adultas que viven en áreas con inviernos largos.