Smart city y su gestión de residuos

La ciudad del futuro se caracterizará por la tecnología y el respeto por el medio ambiente. El objetivo es que sus habitantes vivan con más comodidad, conectando todos los elementos de la ciudad para crear una relación más sencilla. Se implantarán sistemas inteligentes de medición de agua y energía; los vehículos eléctricos serán el día a día en las ciudades, pero, ¿cómo se solucionará el problema de los residuos en una Smart city?
Gestión sostenible de residuos urbanos
La gestión de residuos en una Smart city nace como una necesidad para crear una ciudad óptima y habitable para todos sus residentes. Los expertos trabajan en diferentes alternativas para esta importante labor, compartiendo todos unos mismos objetivos:
- conseguir un entorno más informado
- un entorno más concienciado
- con mayores facilidades para un funcionamiento más cómodo
- sistemas más higiénicos y de menor impacto visual
Estos sistemas más higiénicos y menos visuales se pueden conseguir con una red de tuberías subterráneas por donde discurrirían los residuos. ¿Es factible esta idea? Desde ANAVAM, Asociación Nacional de Auditores y Verificadores Medioambientales, creen que si. Este modelo es una de las mejores opciones para cumplir con las necesidades de una Smart city.
Los residuos ya no estarían por las calles. Gracias a un sistema de tuberías estancas con un sistema de vacío, las bolsas de basura depositadas en los contenedores irían directamente al centro de reciclaje a través de una red subterránea. El contacto por las calles y las carreteras sería nulo. Otra ventaja sería la desaparición de los vehículos encargados del transporte de residuos, disminuyendo tanto el ruido como la contaminación que producen estos camiones.
En todo este proceso el big data es esencial. Se podría conocer información sobre horas, cantidad de residuos y costumbres en su gestión. Y así, aplicar servicios en función de todas las variables conocidas con la recogida de datos.
Smart city y economía circular
La economía circular centra sus principios en la reutilización de materiales y productos, ya que es consciente que éstos son finitos y que tienen límite de caducidad. De ahí que surja a la vez el concepto de economía colaborativa, como modelo basado en la lucha contra el cambio climático y el respeto al medioambiente.
Esta economía permite la utilización de materiales que una entidad deja de utilizar y que son reciclados para cubrir las necesidades de otra entidad. Una manera eficiente de reducir los materiales en el mercado y de compartir recursos.
Para el año 2050, el 70% de la población mundial vivirá en ciudades. Este es el motivo por el que se están desarrollando un gran número de proyectos dedicados al estudio de soluciones innovadoras. Uno de ellos es el GrowSmarter, un programa europeo de investigación que tiene a Barcelona, Colonia y Estocolmo como cabezas visibles para buscar soluciones para las futuras smart cities.